Cuando alguien les dice, por ejemplo: “Qué bonita se te ve hoy”, lo primero que hacen es desviar la atención de sí mismas respondiendo algo como:
- “¿Con esta blusa vieja? Pero si la tengo hace años.”
- “El vestido me salió muy barato, lo compré en rebaja.”
- “¿De verdad te gusta? La verdad ni pensé en lo que me estaba poniendo.”
Cuando alguien quiere quedar bien con nosotras haciéndonos un halago, no hacemos más que quedar muy mal contestando algo como los ejemplos antes mencionados. A esta persona le agradó la forma en que lucíamos. Tal vez se sintió inspirada en la forma en que armamos el conjunto y quiere agradecernos por abrirle los ojos a nuevas opciones. Lo mejor que podemos hacer es simplemente agradecerle.
Cuando uno aprende sobre sus proporciones, de su tipo de cuerpo, los colores que más le lucen y de todo lo que nos hace ver bien, logra tomar decisiones con respecto a su imagen personal mucho más acertadas que las que tomaba antes. Desde ese momento en adelante, la gente se fijará en uno solo por las razones correctas.
A pesar de una mejora en nuestra imagen, uno sigue teniendo inseguridades como todos los demás. Todos tenemos algo que no nos gusta de nosotros mismos y que sentimos que son imperfecciones. Conociendo y aceptando nuestro cuerpo tal y como es y sabiendo qué es lo que nos luce, lograremos vestir de una manera apropiada y todo nos lucirá mil veces mejor. Parecerá que gastamos una fortuna cuando en realidad no lo hicimos.
Por eso les recomiendo a mis clientes que cuando empiecen a recibir todos esos halagos, que estoy segura que recibirán, utilicen la respuesta más simple y elegante que existe al recibir un halago: “¡Gracias!”. Al agradecer, demostraremos a la persona que su comentario fue de nuestro total agrado.
Si después de mejorar su imagen alguien le pregunta que es lo que está haciendo diferente, puede contestar la verdad diciendo que aprendió de su asesora de imagen cómo vestirse correctamente para su tipo de cuerpo y su personalidad o simplemente mantener el secreto. Eso depende totalmente de usted.
Recuerde, la próxima vez que alguien le haga un comentario sobre lo bien que se ve, simplemente acepte el halago y absténgase de tratar de desviar la atención por vergüenza. Cuando vea a una amiga o familiar y le guste la forma en que luce, no dude en decírselo ya que aprenderá a recibir con más facilidad los halagos si usted los hace también. Aunque a veces nos avergoncemos, a todos nos encanta escuchar que nos vemos bien y un halago es como dar un regalo que nunca pasa de moda.
Johanna Jensen
Diseñadora de Modas