Al comenzar un nuevo reto laboral, uno debe tener que adaptarse a un nuevo contexto, equipos de trabajo, desafíos, cambios y lineamientos. Demás está decir que hay quienes transitan con mayor facilidad éste tipo de desafíos, pero en todos los casos se puede lograr.

Es importante tener en cuenta que esta competencia puede estar afectada por factores emocionales circunstanciales. Por este motivo, no se evalúa como un aspecto aislado y se pondera solamente como una tendencia.

Autoboicot

Son muchas las personas que sueñan con trabajar de lo que les gusta, un ascenso laboral que cambiará su vida y que cuando están por lograrlo todo se desmorona. Si bien se podrán refugiar en mil razones (al menos lo intenté, por algo no fue), eso no te quita la sensación de dolor y angustia por lo que, una vez más, no pudo ser.

En la actualidad, pareciera que el éxito tiene que ver con los resultados positivos y esto nos condiciona y nos da miedo y ansiedad frente a la posibilidad de vivir lo que soñamos durante años. ¿Por qué? Porque creemos que no podremos cubrir las expectativas del otro; por no animarnos a enfrentar la exigencia y la inestabilidad que pueden traer los cambios.

A su vez, cada uno viene con un contexto y una historia de vida que potencia éste tipo de sentimientos. Quedarse pegada a estas emociones, es una elección que puede tener que ver con el hecho de priorizar otras cosas o quedarse en la “zona de confort”, es decir, quedarse con lo conocido, adaptarse a “lo que hay” sin mucho cuestionamiento. Es, en definitiva, elegir entre renunciar a tus sueños o seguir tras ellos.

Razones

El ser exitoso, se asocia a no cometer errores y esto conlleva mucho miedo e incertidumbre. Es importante no perder de vista que los errores son importantes porque de ellos se aprende y se puede avanzar. Sin embargo, el autoboicot también suele asociarse con el hecho de no poder delegar y con la sobreexigencia. En realidad, el exceso de control tiene que ver con una acción que reprime la ansiedad que puede despertar la incertidumbre. El miedo al éxito va de la mano con el miedo al fracaso, el miedo al cambio. Por eso, a veces puede resultar difícil identificarlo.

¿Cómo abordarlo?

• Concentrate en la sensación de miedo: Escribí lo que pensás, que sentís, que es lo peor que podría sucederte, como podrías enfrentarlo y que perderías si te animás a ir hacia adelante. Tomá distancia emocional del conflicto y verás como es más fácil ver la situación conflictiva con objetividad.
• Desarrollá tu inteligencia creativa: Esto puede ir de la mano con tomar nuevos caminos en los trayectos cotidianos o conocer lugares nuevos o, en lo social, contactarse con personas creativas o escuchar en forma selectiva a lo largo de la conversación. ¿Cómo es su forma de pensar? ¿Cómo resuelve situaciones que vos hacés de otra manera? Esto, sin ir más lejos, te ayudará a fortalecer tu parte creativa y correrte de las certezas que te llevan a una única manera de decir y/o hacer las cosas. Aprendé a manejar la incertidumbre.
• Gestión de los conocimientos: Planteate objetivos claros. Afianzá tus conocimientos y optimizá los ya adquiridos. Te puede ayudar a bajar tu ansiedad y tus miedos.
• Resignificación de los contenidos: No lo pensés como un resultado que te hace más “reconocido” o más “querido”.