Dormir es una de las actividades más importantes de nuestra vida; es el momento donde nuestro cuerpo y nuestra mente descansa, se regenera y realiza diferentes procesos. Si no dormimos las horas necesarias, tenemos sueño durante todo el día, nos cuesta mucho trabajo concentrarnos, estamos irritables y cansadas.
Sucede que nos acostamos y nos cuesta quedarnos dormidas profundamente. Nos acostamos a las diez, y a la una seguimos ahí, mirando el techo mientras nuestra mente navega de pensamiento en pensamiento. Y cuando al fin logramos dormirnos, nos despertamos varias veces durante la madrugada.
El dormir mal no solo nos convierte en “zombies” en la vida cotidiana, en el trabajo y en la facultad, sino que produce también diferentes afecciones en nuestro organismo: ansiedad, falta de concentración, irritabilidad, dolor de cabeza y hasta puede llegar a afectar nuestros reflejos, haciendo la nuestra vida suceda en “cámara lenta”.
Cómo hacerle frente a este problema? Aquí te damos algunos tips:
-Lo primero que debes hacer es registrar todo: las horas de sueño, las veces que te despertaste durante la noche, qué comiste antes de dormir, qué actividad hiciste antes de dormir (mire tv, leí un libro, me tiré en la cama a relajarme), los sentimientos que tuviste durante el día (tristeza, desgano, cambios de humor); y todos aquellos datos que consideres importantes. Con el correr de los días analiza esta información y llega a sacar tus propias conclusiones para saber qué es lo que te está quitando el sueño.
– No pases demasiado tiempo en la cama, usa este espacio solo para dormir.
-Haz ejercicio de manera regular y durante el día, jamás en la noche antes de dormir.
-Si cuando estas acostada tratas de poner demasiadas energías en conciliar el sueño, será peor. Te recomendamos levantarte y hacer alguna cosa para distraerte, y luego volver a la cama.
– Bajo ningún punto de vista tengas un reloj cerca que marque las horas que pasan y tu ahí, en la recámara, sin poder conciliar el bendito sueño.
– La ropa que uses para dormir debe ser cómoda.
– Toma un té relajante o leche con miel antes de dormir. Son excelentes aliados para conciliar el sueño.
-Revisa las luces que ingresan a tu habitación y los sonidos externos para asegurarte que no sean éstos los factores de quita del sueño.
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No tengas televisión ni computadora en tu habitación porque tu cerebro las asocia con actividad mental y no logrará “desconectarse”.
-Es importante que antes de acostarte tu mente y tu cuerpo estén relajados. Para esto trata de meditar, realizar ejercicios de respiración, y disminuir tu frecuencia cardiaca.
-Escucha música para relajarte, y date un baño de tina con agua caliente (no de regadera).
-No fumes ni bebas alcohol un par de horas antes de dormir. También suspende la cafeína de 6 a 8 horas antes de ir a la cama.
– No es recomendable tomar medicinas para dormir porque crean hábitos, el cuerpo se acostumbra y pierden efectividad.
-Trata de acostarte siempre a la misma hora, lo mismo para levantarte. Este ritual ayuda a que la mente asocie ciertas cosas con una disminución de actividad física y mental y se aliste para dormir.
Por último: prepara un buen desayuno que contenga la dosis de energía necesaria para enfrentar tu día. Es fundamental que nutras tu cuerpo y tu mente, por lo tanto, siempre trata de alimentarte bien, saludable y naturalmente. Date tiempo, ordena tus pensamientos, y tu sueño.