Hoy parecen ser una costumbre añeja, que por más que nos resistamos a creerlo, bien podrían estar enfrentando el potencial riesgo de la extinción.
• Saludar al entrar a un lugar y al abandonar un recinto: “Buenos días”, “Buenas tardes”, “Hasta luego”, “Buenas noches”. Un simple saludo o despedida pueden hacer la diferencia. Indican respeto por el resto de la personas, buenas costumbres; en definitiva, buenos modales.
• Cuando te extiendan una invitación, siempre responde una semana antes del evento o cuando la invitación lo especifique.
• Se puntual. Esta es la regla de oro que se ha ido perdiendo con los años, pero que sigue siendo muy valorada como símbolo de buena etiqueta y educación. No es recomendable llegar muy temprano, pero se ve horrible llegar tarde. Diez minutos es lo aceptado para quienes no son muy puntuales.
• Pedir por favor: En lugar de dar una orden, o de exigir un servicio porque se está pagando, el pedir por favor necesariamente implica que la contraparte adoptará una actitud positiva. No se trata de rogar, no se pierde el orgullo, no es ser menos valientes. Es una cortesía, una frase breve que puede hacer una gran diferencia.
• Se considera de buena educación llevar un pequeño regalo para tus anfitriones si eres invitado a algún lugar. Las flores, los chocolates y el vino, son siempre muy apreciados.
• Mirar a la cara a quien te está hablando y no al teléfono móvil: No eludir las miradas, no ver hacia otro lado en señal de aburrimiento, no concentrarse en el celular que nos controla y nos hace faltarle el respeto al que tenemos en frente. Mirar a la cara, prestar atención, mostrar interés. No desafectarse del otro, de lo que dice y de lo que nos quiere comunicar.
La belleza es importante, pero le es aún más tu comportamiento ante las diferentes situaciones de la vida y en todos los lugares. Ser mujer es más que estética, es educación y presencia.