El embarazo suele durar 40 semanas, aunque se puede esperar al bebé dos semanas antes o después de la fecha prevista.
De hecho, sólo el 5% de los bebés nacen en la fecha estimada, y en la medida que sean sometidos a una buena monitorización para vigilar su salud se debería seguir con el embarazo hasta que se produzca el parto de manera natural.
En la semana 37 el bebé ya debería estar encajado para el parto. Si el bebé se encuentra en presentación cefálica, es cuando la cabeza desciende hacia la pelvis. Es entonces cuando la madre siente cierto alivio, pues se mitiga la presión sobre las costillas y sobre los órganos internos, dejando algo más de espacio en el estómago por ejemplo. De este modo, se hará más fácil respirar y comer.
Por contrapartida, el útero estará presionando con mayor intensidad la vejiga, por lo que habrá que ir más a menudo al cuarto de baño. Además, el bebé sigue creciendo a buen ritmo, por lo que los pies volverán a llegar a la parte inferior del esternón hacia la semana 39-40.
También es muy probable que, a medida que el bebé descienda para colocarse, como va acercándose a los músculos y ligamentos del suelo pélvico, los dolores punzantes y calambres en las ingles y en las piernas pueden aumentar. Sin duda los calambres son unos molestos compañeros que incrementarán su presencia durante estas semanas, y para calmarlos nada mejor que un masaje en la zona, la práctica de ejercicio moderado y una sana alimentación.
En el noveno mes de embarazo es muy probable que otras molestias se vean agravadas, especialmente el edema o la hinchazón producida por el exceso de líquido en los tejidos. La retención puede ser más acusada incluso si estamos en meses calurosos. Os recordamos los consejos para aliviar la retención, como descansar con las piernas elevadas, mantener una buena hidratación o eliminar la sal de nuestra dieta, entre otros.
Probablemente la mujer también empiece a experimentar ronquidos mientras duerme (o se vean agravados en esta etapa final de la gestación), para lo cual también tenemos algunos remedios.
Respecto a nuestros pechos, el cambio principal a estas alturas es que se empiece a segregar calostro espontáneamente, también durante las relaciones sexuales mediante la estimulación o durante el orgasmo.
El bebé está clínicamente maduro y listo para nacer, aunque no deja de crecer y desarrollarse hasta el momento del parto, acumulando grasas a un ritmo veloz. Por ello es importante que la mamá, en un último esfuerzo, no deje de realizar sus ejercicios de mantenimiento y de preparación al parto, así como continuar con una dieta sana y equilibrada para no aumentar excesivamente de peso.
Así mismo, los ejercicios de relajación vendrán muy bien para calmar la ansiedad, estar mentalmente tranquila y para afrontar las sensaciones físicas durante el parto.
Y, ¿cómo sabemos que ha llegado el momento del parto? Cuando llegue el momento de las verdaderas contracciones de parto, rítmicas, fuertes, dos o tres cada 10 minutos, durante una hora, entramos en la fase final del embarazo y habremos de acudir al hospital para dar a luz. Lo mismo sucede si, aun sin contracciones rítmicas, se produce la rotura de la bolsa, también conocida como rotura de aguas o rotura de membranas. Es otro signo inequívoco de que el parto se producirá en pocas horas.