Días sombríos y tristes: La vida pasa, las horas pasan, y tú como si al rosal le faltara esa rosa, lo pasas imaginando sin ver, hablando sin voz… como preguntándole al mundo si fallaste en algo, como si ese “algo” te cerrara la garganta. Algo malo está pasando: Que se te olvida que tienes y debes ser fuerte, porque naciste mujer, porque aun cuando algo te doblegue y caigas tienes que levantarte de manera total.
Estar sola no es tanto problema como crees: A veces tenemos una mano amiga que está ahí presta para levantarte; otras veces en cambio, no ves a nadie preocupándose por ti. Es entonces cuando piensas en la soledad que tienes, y las tristezas te acaban llenando el corazón y la mente.
Hay que entender que tener a alguien a tu lado en los momentos tristes o difíciles no es algo tan necesario pueda parecer. Porque cada caída en soledad te debería fortalecer, porque cada momento malo te tiene que dar valor y confianza de saber lo fuerte y maravillosa que eres.
¡Aun estando en soledad! Disfruta de la vida que te ha tocado, sea cual sea: Piensa en la maravilla de abrir los ojos cada mañana, contempla el salir del sol, piensa en lo hermoso que es saber que incluso cuando el sol está tapado por las nubes y la lluvia caiga, siempre tendrás la oportunidad de salir y danzar con los brazos abiertos bajo la lluvia.
Aunque sea un día triste, tú sonríe: ¡Hay que tener actitud!, ¡sonríe!, que por muy mal que parezcan estar las cosas, el mundo no se termina. Hay que decidirse a disfrutar la vida pase lo que pase. Sonríe mientras cierras tus ojitos, abraza la vida y vívela. La vivirás igualmente, así que mejor hazlo con buena disposición, deja que el mundo gire, sé tú así cual eres: auténtica y maravillosa.
Tienes que disfrutar de la vida y de ti misma; con tus errores y aciertos, con tus virtudes y defectos, pocos o muchos… es igual, es tu vida, disfrútala. No dejes que nada arruine tu vida, ¡NADA NI NADIE!, que finalmente el único que puede cuestionar tu vida es Dios mismo, y ante sus ojos eres única, pequeña como un grano de arena pero única.
Eso es lo que realmente importa, así que deja que las nubes tapen al sol, deja que caiga la lluvia, ¡aprende a bailar bajo la lluvia! Y deja que se asome esa maravillosa sonrisa que derrite melancolías. Hoy puede ser ese día propicio para ser feliz, hoy y sólo hoy es el día en el que sólo importas tú. Repite conmigo: “Soy mujer y soy valiosa. Y puesto que es así, también intentaré ser auténtica, fuerte, y sobre todo, feliz.”