Lo que hace que un día de trabajo normal se convierta en un gran día sin duda es la actitud, primero que nada, debemos dar gracias por el trabajo y porque cada día es una oportunidad de hacer cosas nueva s y mejorar nuestro desempeño como personas profesionales, es por esto que todos los días debemos poner nuestra mejor cara y actitud.
Tanto mantener una actitud positiva cómo manejar adecuadamente tus emociones puede ser muy importante en el trabajo y esto mejorará tu respuesta y actitud antes problemas o diferencias con tus compañeros, Las personas con las que trabajas necesitan saber que controlas tanto tu trabajo como a ti mismo y es importante que lo mantengas porque siempre tendremos momentos de crisis en el trabajo y debemos saber cómo manejarlos, siempre con buena actitud y pensando en lo mejor para los compañeros y la empresa.
Cuando planifiques tu día, deja algunos espacios de tiempo libre para descansar, tu cuerpo y tu mente necesitarán pausas para recuperar energía, si estas en el escritorio y llevas rato en la computadora, levántate, ve por un café un refresco, o te puedes ir a conversar unos minutos con algún compañero, realiza alguna actividad pequeña y esto te dará un respiro para poder continuar con mayor efectividad.
Prioriza y enfréntate a las tareas más complejas lo más pronto que puedas. Al iniciar la jornada tus niveles de concentración son mejores y tienes más energía, es importante hacerlas al comenzar el día, penas comenzamos las labores, por lo general estas actividades nos tomarán más tiempo y más desgaste mental, por eso es bueno salir de ellas cuanto antes y en las primeras horas laborales.
Es bueno que seas organizada, tener bien claro cuál será el plan de trabajo, la definición de una buena agenda laboral te permitirá priorizar con certeza y avanzar en los temas realmente importantes. El orden es fundamental e ir sacando las tareas en orden de necesidades, debemos clasificar los pendientes, como dice el refrán donde está en orden esta Dios.