Hola lectoras,
Es difícil prepararse para ser madre. Sin embargo, muchas de nosotras hacemos todo lo posible para prepararnos para la maternidad. Incluso tratamos de hacerlo de la manera más sistemática posible: investigamos qué podemos esperar, tomamos clases, averiguamos qué debemos comprar y cómo prepararnos mejor para nuestro bebé.
Muchas nos establecemos expectativas ideando planes para: dar a luz, lactar y regresar a nuestro trabajo. Sin embargo, nada puede prepararnos realmente para el parto, el bebé y lo que viene después.
No es una tarea sencilla mantener con vida y de manera próspera a otro ser humano. El proceso es sumamente complicado y lleno de imprevistos.
Una buena maternidad está en los detalles, por ejemplo; el número de mililitros por alimentación, en las libras que nuestro bebé ha ganado en los primeros 12 meses, en las horas en que el bebé duerme cada noche.
La maternidad es exigente, constante y agotadora. Incluso muchas mujeres que aman sus carreras profesionales se ven desprevenidas, abrumadas y a menudo, en una encrucijada.
Un artículo del New York Times abordó el tema del dilema de una madre trabajadora en base a un estudio que indicó que: “…las mujeres suelen subestimar los costos de la maternidad. El problema es mayor para las que tienen títulos universitarios, que invierten tiempo y dinero en una educación y desean mantener una carrera”.
“Cuando planean volver al trabajo luego de la licencia de maternidad, se preparan para los obstáculos en el camino. Pero no consideran la prima que nuestra cultura otorga a la perfección en el trabajo y el hogar”.
Las nuevas madres tienen la increíble bendición y al mismo tiempo la maldición de poder contar con mucha información. Usamos aplicaciones que nos ayudan a rastrear el desarrollo de nuestro bebé lo cual es bueno. Pero nos preocupamos demasiado cuando parecen estar un poco apagados.
Dedicamos nuestra valiosa energía y tiempo a cualquier actividad o clase que podamos encontrar los fines de semana para que enriquezca las vidas de nuestros hijos y hasta les dé una ventaja. Nadamos en blogs y cuentas de redes sociales que sirvan de guía para ser mejores madres.
Nos presionamos a nosotras mismas para estar al día con otras mamás y, con bastante frecuencia, centrarnos en lo que otras parecen estar haciendo bien.
Sin embargo, después que pasa el fin de semana y llega el día lunes, nuestras preocupaciones y responsabilidades en el hogar aumentan a medida que retomamos nuestros deberes en la oficina.
Muchas nuevas madres viven el dilema de una madre trabajadora sintiendo que existe expectativa en el trabajo de actuar como si nada hubiera cambiado. Creen que deben demostrarse a sí misma y a su equipo que todo está bajo control y que no van a fallar.
Pero la realidad es que estar disponible y en constante movimiento todo el día y también en las últimas horas de la noche, incluidos los fines de semana, puede ser algo abrumador y extremadamente estresante.
Conclusión
Si bien los párrafos de este artículo pueden parecer desalentadores y hasta trágicos, la verdad es que tenemos que estar conscientes de los que nos puede venir cuando somos profesionales y madres.
La importancia radica en evitar presionarnos demasiado, ya que esta presión extra no nos conviene y mucho menos le conviene a nuestro bebé. Si eres una mujer joven que quiere abrirse paso en el campo profesional, es preferible dejar la maternidad para después.
Si tienes más edad y no puedes esperar, está bien, pero recuerda que si te exiges demasiado, las cosas pueden terminar por salirte al revés de lo que esperas o deseas.
Cuidate,
Laura.