Dejar rencores en el pasado: Olvídate de lo que no ocurrió, de lo que te generó malestar, los chismes, dimes y diretes, o los malos entendidos no hablados a tiempo ya no tienen que ser materia de conversación en estas navidades. Callar a tiempo, perdonar y olvidar; no te vuelve débil, por el contrario, te hace una persona madura y posibilita abundancia para todos.

Aceptar sugerencias o ideas contrarias: No pretendas tener la bandera de la razón en forma indefinida, también es necesario aceptar ideas que sean contrarias a la tuya, la relatividad de las cosas es lo que le da pluralidad al sentido, poder dejar de creer que tienes la verdad, abrirá espacios para compartir, comunicarte y relacionarte con otros.

Sonríe, y más a tu suegra y cuñada: Los mitos sobre las suegras y las cuñadas, son eso, mitos, no todas son brujas, aunque algunas de verdad, lo parezcan, pero ojo con lo que pienses, recuerda que tus hijos pronto se volverán grandes y tu vas a ocupar ese rol. Mejor ser paciente, amable, y sonríe, las suegras y cuñadas pueden ser grandes aliadas, y amigas.

Regalos con el corazón: A la hora de comprar, no compares tus ingresos con los de las personas a los que vas a obsequiarle algo. Ten presente que los regalos son más que objetos costosos, un regalo es un dedicar tiempo, pensamiento y buenos deseos a la persona que vas homenajear. Busca cosas sencillas, oportunas y útiles, y tomate el tiempo de escribirle una pequeña tarjeta de tu puño y letra reconociéndola por formar parte de tu vida, ese detalle hará de tu navidad algo diferente.

No discutas de política o religión en la cena: No inicies conversaciones en la que las pasiones humanas se enciendan, nada de política ni religión, cada quién es libre de escoger sus ideologías, por lo tanto, no pretendas cambiar la de nadie.

Busca temas de plática más acordes a la naturaleza de la reunión, hablar de proyectos, compartir sueños, tópicos inspiradores en los que las personas se sientan cómodos.  

Que diciembre sea un momento de reencuentro familiar digno de esperar cada año, un escenario en que grandes y chicos, padres e hijos, hermanos, tíos, primos, hagan un alto en sus rutinas y se permitan vivenciarse en paz y armonía.