El chupete, no solo parece ser la solución cuando llora, está inquieto o no se puede dormir, sino que además de tranquilizarlo le provoca cierta sensación de calidez y seguridad. El problema surge cuando debemos dejarlo, ya que no es recomendable su uso después de los 2 años.
Algunos de los motivos perjudiciales por los que hay que dejarlo, están asociados con un mayor riesgo de otitis recurrente y con varios tipos de mala oclusión (mordida) en la dentadura temporal. La clave para emprender el proceso satisfactoriamente es la paciencia: hay que explicarles y que su restricción se realice en forma progresiva. De a poco, el niño se irá acostumbrando.
Una vez concluido este proceso, los especialistas recomiendan realizar alguna ceremonia de despedida juntos: regalarle el chupete a algún bebé, mandarlo por correo a otro lado o lo que él prefiera.
Tips para ayudar al niño
1) Hay que elegir juntos un lugar físico para el chupete: Estará ahí y él lo podrá pedir cada vez que lo necesite. Ya no está completamente a mano y es más fácil que se olvide de él o solo lo busque en los momentos clave.
2) Animarlo a la sustitución por otro objeto de consuelo: Ambos pueden convivir durante un tiempo, no pasa nada. Uno de los ejemplos de cambio, podría ser un muñeco.
3) Observar en que momentos pide el chupete: ¿Cómo se siente? ¿Triste, aburrido, agobiado? ¿Es posible que si lo acompañamos, jugamos con él y lo abrazamos no necesite el chupete para afrontar el momento?
4) Ofrecerle herramientas a cambio: No debemos olvidar que el chupete es su método de auto consuelo. No es el momento de discutir (¡no, el chupete no!): esto le causará más tensión, por lo cual, hay que ofrecerle alternativas. Si aun así quiere su chupete, se lo daremos. La idea es sustituir una forma de encontrar consuelo por otra que consideramos más apropiada o saludable. El chupete le proporciona a lo largo de su etapa sensorio-motriz (dura hasta los dos años) una forma física de auto consuelo. Y el niño de esta edad cada vez tiene más capacidad de desarrollar estrategias que no son físicas, casi todas relacionadas con el juego y el apoyo emocional.
5) No impacientarse: Conviene recordar que los niños son personas que están desarrollando su vida a todos los niveles, por lo que hay que prestarles atención y bajar a su nivel. Hay que entenderlo y no viceversa.
6) Elogios y amor: Cualquiera que sea el método que usemos, hay que premiarle con besos, abrazos y mimos por sus pequeños o grandes logros. Así, a medida que pasen los días y use menos el chupete, llegará el momento en que sólo lo quiera por la noche y, pasado un tiempo, ni eso.