¿Has sentido mil y una vez que el tiempo pasa sin que pase nada? Los calendarios de tu vida se esfuman entre días que consideras no te acercan a ese proyecto de vida que estructuraste hace mucho tiempo; pero ¿nada que llega?
Todas tenemos un momento en la vida en el que sentimos que nuestro esfuerzo, nuestra dedicación y hasta los sacrificios que hacemos, simplemente ¡no valen la pena! ¿Te has sentido así en algún momento?
Quizá hoy te percataste de que falta solo un mes para finalizar el año 2015 y esas metas de “año nuevo” no se cumplieron, unas quizá pudiste emprenderlas pero quedaron a medio camino y otras; no pasaron del papel o de un simple deseo.
Ten calma, pues si bien es cierto no se trata de consolarse con el mal de muchos, ni auto justificarse; esto quizá tenga una razón de ser.
¿Cuánto te has esforzado por permitir que la vida, simplemente fluya? ¡No pongas esa cara de extrañez! la pregunta va en serio; ¿ le permites a la vida hacer su parte?, o te la pasas exigiendo eso que crees tiene que ser, que pasar, que te mereces recibir.
Será a caso que eres de esas mujeres que pasan comparándose con la vecina que tiene un mejor carro que el tuyo (aunque consideras que trabaja menos que tú), o con tu mejor amiga que a pesar de que pasa comiendo hamburguesas; pierde peso más rápido que tú, aún cuando te la pasas a punta de agua y vegetales.
Si te lograste identificar con el párrafo anterior; podrías estar esforzándote en dirección equivocada, la buena noticia es que puedes sentarte, sincerarte contigo misma y decidir hacer un cambio ¡extremo! y lo que tiene de extremo lo tiene de simple.
Dejar que la vida fluya para encontrar plenitud, dejar que la vida te sorprenda con las mil y una cosas que te presenta a diario y has dejado de percibir por el afán de cumplir ese esquema de vida que te exiges a ti misma.
Simplemente deja que la vida fluya, ábrete a nuevas posibilidades, a conocer nuevas personas, a experimentar nuevas sensaciones, siéntate un momento a reconocer tus virtudes, tus habilidades y fortalezas, tus bendiciones que sin duda son más que los obstáculos y fluye con la vida, hacia el mar de opciones de crecimiento personal, profesional y familiar que se han dado para ti y que dejas pasar por enfocarte en ese plan que construirte.
Usualmente nos programamos para ser “esto o aquello” para lograr ” una cosa u otra”, pero nos olvidamos que disfrutar del camino es más importante y satisfactorio que el logro; y que Dios tiene para ti planes mucho más grandes que esos que te has establecido.
¿Cómo lograr permitir que la vida fluya? Te damos algunos consejos:
- Has tu parte: No importa donde estés, ni a que te dediques; siempre has tu parte, pon en ello tu mejor esfuerzo; pero no te exijas más de lo que debes.
- Escucha a tu voz interna: escúchate a ti misma, vas a sorprenderte de la cantidad de ideas que brotarán de tu interior y de la capacidad que tienes para realizarlas.
- Actúa: deja de pensar en cómo podrías hacer esto o aquello y simplemente ¡hazlo! te darás cuenta de tus múltiples capacidades y habilidades.
- Emplea una comunicación asertiva: con todos, en todo lugar y siempre; lo que necesites, lo que piensas y hasta lo que sietes dilo, encontrarás en ello libertad, paz; deje de pensar en si te comprenden o no. Eso es problema de otros.
- Acciona o reacciona: Toma decisiones, no permitas que otros lo hagan por ti acciona en tu vida, en lugar de reaccionar.
- Sal a la calle, saluda, sonríe, muestra interés por lo que hay a tu alrededor, levántate un poco más temprano, camina, trota, corre, maquíllate, cuídate, ámate, deja de levantarte a diario para salir a trabajar simplemente porque toca, o para preparar a los niños; ¡DESPIERTATE! y con ello despertarán tus oportunidades, tu vida, tu plenitud.
- Libérate del consumismo: compra aquello que necesites, y compra calidad; cuando comiences a comprar calidad entenderás aquello de que “menos es más”; y crecerán tus aspiraciones. Después de todo, solo mereces lo mejor, y puedes conseguirlo.
- Deja de exigirte: sin caer en la mediocridad relájate, disfrútate, no te exijas tanto, no seas tan dura contigo misma.
Deja de perder el tiempo y la vida aferrada en buscar eso que “no tienes” en eso que “aún no llega” o en lo que “no pasa”, disfruta del camino, deja que la vida te sorprenda, déjala que fluya para que empieces reconocer los milagros y las bendiciones que recibes a diario.
Aprende a aceptar y a disfrutar lo que la vida te ofrece hoy, en este preciso instante, es mucho, muchísimo más de lo que has percibido por pasártela forzando eso que quieres que llegue.