Los quehaceres del hogar tienen que ser distribuidos entre toda la familia; les corresponden a todos los miembros del hogar, a los que conforman la familia, todos los que viven bajo el mismo techo, es una responsabilidad de toda la familia velar por la higiene y el orden en la casa.
Una buena alternativa es hacer una lista de tareas de lo que diariamente se limpia (baños, por ejemplo) y también semanales, quincenales o mensuales; cada uno debe tener su tarea. Por ejemplo, enseña a los hombres a planchar. Es buena idea que todos sepan cómo manejarse con los quehaceres domésticos, para ganar independencia y no esperar que una sola persona se encargue de todo.
El mensaje general que reciben tu marido y tus hijos al formar parte de la planificación de las tareas es que ser una familia significa trabajar en equipo por el bien común. Si todos colaboran y hay una división justa del trabajo, todos podrán tener tiempo juntos y más tiempo libre para disfrutar, ventajas que solo con comunicación y buen trabajo en equipo podemos lograr.
La repartición de tareas debe ser equitativa para ambos y es necesario considerar las habilidades de cada quien. Una buena forma de lograr este punto es confeccionando una lista con las principales tareas que deben realizarse en casa cada día, por ejemplo: limpiar la cocina, sacar la basura, lavar la ropa, pagar cuentas, hacer compras pequeñas, etc.
No todos tenemos los mismos dones o talentos, es por esto que resulta clave mostrar mucho amor y paciencia para enseñarle a tu pareja cómo lograr mejores resultados en las tareas que tiene asignadas. Así mismo, muestra paciencia y humildad cuando te toque a ti aprender lo que tu pareja puede enseñarte.
Las tareas que impliquen pasar tiempo con los hijos se repartirán de forma equitativa para garantizar que el tiempo que se pasa con los niños es igualitario y, de paso, mejorar las relaciones entre padres e hijos.