Aunque la moda de los lunares postizos ya pasó, el encanto de los auténticos aún perdura. Sólo hay que saber cómo sacar partido de este seductor rasgo y potenciar su forma y color:
En el rostro: Elige siempre un lunar plano, situado de forma natural en la comisura de los labios, el ojo o la nariz. Empieza por unificarlo con una base y un tinte parecido a tu tono de piel. Con la ayuda de un lápiz negro, acentúa ligeramente el color, vigilando de no apoyar demasiado la punta.
En el cuerpo: ¿Tienes un lunar de color marcado y situado de forma natural en el escote? ¡Conviértelo en un elemento de seducción! Desabróchate algunos botones de la blusa o ponte un vestido con un buen escote para dejar que se vea el lunar y da rienda suelta a la sensualidad. No olvides unificarlo con polvos de tono similar al de tu piel. Y si lo necesitas, resalta el color con un lápiz. Para desmaquillarte, utiliza productos y algodón suaves, antiabrasivos.
¡Atención! Si el lunar tienes relieve o algún pelo, consulta con tu dermatólogo antes de depilarlo o retocarlo con lápiz.
Cuidados
Aunque se trata de un rasgo muy seductor, no te olvides de que hay que tener mucho cuidado con ello porque también pueden suponer una amenaza para la salud. Los lunares son particularmente sensibles al sol debido a que éste aumenta el riesgo de que degeneren en melanoma. Evita tomar el sol durante las horas de calor más intenso y aplícate de forma regular una crema solar de protección elevada, sobre todo si eres de piel clara.
También hay que controlar su evolución. Igual que acudes una vez al año al dentista, se aconseja ir al dermatólogo una vez al año, como mínimo, para que controle el tamaño de los lunares y detecte la aparición de nuevos naevus sospechosos. En muchas ocasiones y dependiendo del desarrollo del lunar, el dermatólogo podría aconsejarte su eliminación.